lunes, 29 de febrero de 2016

.

El otoño que ha pasado, dio paso a un detalle, porque no fue un regalo. Unos ojos verdes que supieron hacerme sentir importante, aunque fuese una noche. No me gustan los rodeos, ni las medias pintas, supongo que por eso tampoco puedo odiar a este. Me vi a mi misma, vi mi carácter, mi actitud, mis defectos, y mis virtudes. Vi la resolución, el arte, las ganas, el comportamiento de alguien que sabe donde tiene que estar. Y que no hace nada de lo que sepa que si no lo hace se va a arrepentir. Así que en un momento determinado quise besarle, y así lo hice. Y cuando te besas con alguien con las mismas ganas, que te mira con las mismas ganas, que te hace sentir con ganas de más ganas. Empiezas a perder. Así que empecé a perderme por la experiencia y el azar. Empece a mirarle pensando ¿qué? y ese "qué" me ha llevado a muchas consecuencias. Primero, a hablarle. Segundo, a pensar en el. Y tercero, a no saber el tipo de relación que se puede establecer con un sadomosiquista.

No hay comentarios: