lunes, 3 de septiembre de 2012




Se que no me vas a decir nada bonito con lo que pueda disfrutar en este instante.

Ni siquiera me vas a dar ocasión para llevarte a mi terreno para ver que hago contigo.

Así que mirarme aquí indignada,
de repente me he ido a la otra parte del mundo,
por una pregunta que fue mal contestada.

Me gustaba que cantaras en mis sabanas y que presumieses de mis pelos que guardas debajo del cojín.

Desespera y espera te digo mientras te coges de mi mano,
Vuela, le susurro a mi pelo que parece ser que es lo único que no esta petrificado en esta ocasión.

Ansiedades,
es lo que me van y me vienen de ti,

Putas y ansiosas, divertidas y perpetuas, de las pulsaciones de tu corazón hablo.
¿ las oyes?

Contrasta la monotonía con un par de días besándome en ningún banco,
deshechos es lo que somos.

Nunca había probado si cabían dos cuerpos acostados en un banco,
menuda paradoja la de la vieja que bendecía los arboles bajo la luna.

¿Sabes?
Algunas veces me desesperas por esperar a importar y otras en cambio debería perderte.

No estoy acostumbrada a perder al menos en estos campos magnéticos.

Tus posturas tu pelo y tu sudor en mi cuerpo.

Digas lo que digas después de que yo haya escrito esto ,
dudo que llegue a sonarme mal.

Creo que te haría tantas preguntas que me molestarían tus respuestas que lo mejor es simplemente preguntarte si la cosa forma parte del pasado.

No quiero mojarme en medio de la tormenta,
y aun menos atormentarme por casualidades éticas.

Desorden en el corazón y en la ropa interior,
nunca fueron un buen conjunto.

Quiéreme como odian los amantes y dejemos para nunca lo de siempre.





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